El modernismo de Barcelona entre las calles Girona y Roger de Llúria

Todos los edificios modernistas importantes, resumidos

Tiempo medio de la actividad3 horas
Franja de tiempo ocupadoMedio día
Tiempo aproximado desde BarcelonaDentro de Barcelona
Ideal para: niños, adultos, aficionados a la histora

Si venimos de fuera de Barcelona y pensamos en Modernismo, pensamos en Passeig de Gracia, Sagrada Familia o Parc Güell, entre otras atracciones. Sin duda, estas zonas fueron el ejemplo de los proyectos más top de este movimiento. Sin embargo, el Modernismo era un movimiento para “casi” todos los bolsillos (bueno quizá más al bolsillo burgués). Existen otros proyectos más mundanos, más terrenales, más cercanos a nuestro día a día, lejos de los palacios o las grandes catedrales. De hecho, puede que más de una vez hayas ido a comprar un medicamento o a tomar un café en uno de estos proyectos modernistas. Y aquí es donde entra el Carrer Girona.

El modernismo fue una expresión artística de finales del siglo XIX y principios del XX. Las edificaciones de este estilo coincidieron con la época de crecimiento económico y expansión urbanística de la ciudad diseñada por Ildefons Cerdà en 1860 (Eixample), y la explosión del Modernismo coincide con la construcción dicho Eixample, después de la destrucción de las murallas en 1854, que ahogaban la ciudad. Esto hace que el Eixample sea un enjambre modernista por ser la zona de la ciudad donde más edificios encontramos, ya que fue el barrio escogido por la rica burguesía industrial catalana para construir sus residencias, y a la vez dar a conocer su fortuna haciendo de sus casas un escaparate de su estatus, con una voluntad de dejar huella para el futuro, haciendo así de Barcelona la ciudad modernista por excelencia.

Los arquitectos más destacados de la época fueron Gaudí, Puig i Cadafalch y Domènech i Muntaner, pero gracias a la rehabilitación del patrimonio arquitectónico, ha hecho surgir otros edificios no tan conocidos, más modestos, que antes pasaban desapercibidos.  Podemos afirmar entonces que el modernismo es un estilo urbano y burgués, ya que esto representó la inmejorable oportunidad para la burguesía de satisfacer sus ansias de modernización, de expresar su identidad catalana, y sobre todo de lucir su riqueza.

Si visualizamos el Eixample, veremos que está dividido en varios barrios, entre ellos el de la Dreta de L’Eixample (en la parte central) que es donde se concentran el mayor número de obras modernistas. De este barrio destaca El Quadrat d’Or (El Cuadrado de Oro), una zona delimitada lateralmente entre la calle Aribau y Passeig de Sant Joan, y desde las rondas de Sant Pere y Universitat hasta la Diagonal en su parte superior, el cual acoge un rico patrimonio arquitectónico único en Europa.

En la ruta que os proponemos en este blog, visitaremos las obras modernistas que se encuentran entre las calles Girona y Roger de Llúria, incluyendo algunas adyacentes a estas calles. La idea no es maravillarse de las grandes obras modernistas que son famosas en Barcelona, sino pasear y descubrir esas pequeñas joyas que quedan camufladas en la rutina del día a día y que apenas nos paramos a mirar, ya que no salen en las guías turísticas.

Observaremos que prácticamente todas las construcciones siguen un mismo patrón: una planta baja donde se encuentra la tienda o almacenes (normalmente fábricas de tejidos), el piso principal era destinado a los propietarios, que ocupaba toda la planta y daba acceso al jardín, con una tribuna muy decorada en su fachada, y el resto de pisos normalmente eran de alquiler. Normalmente al piso principal se accedía a través de una puerta grande y el resto de los pisos por una escalera más sencilla.

En la parte exterior de los edificios normalmente se colocan elementos decorativos relacionados con la naturaleza, como pájaros, mariposas, flores, hojas o animales fabulosos, tanto de piedra como de cerámica. En cierta manera, el burgués de la época quería reflejar que era una persona culta y sensible, adornando con detalles y formas naturales estas fachadas, tal y como el movimiento modernista establecía. Estas formas pueden verse tanto en la piedra como en el uso del hierro forjado creando figuras o las cerámicas de colores.

El punto de inicio lo marcaremos en el cruce de calles entre calle Girona y Ronda Sant Pere, es decir, al inicio de la calle Girona. La duración total del itinerario que proponemos es alrededor de unas 2 horas, aunque algo más si nos paramos a mirar detalles de los edificios.

¡Empezamos!

Girona núm. 2: Casa Victorià de la Riva, diseñada por Enric Sagnier

Enric Sagnier es otro de los arquitectos modernistas conocidos, aunque la sombra de Gaudí, Montaner o Puig i Cadafalch es muy ancha. En 1897 diseña este edificio de viviendas, que posteriormente fueron juzgados y ahora vuelven de nuevo a ser viviendas. La crítica de la época le tiró en cara que gastó muchos esfuerzos en la torre y menos en el resto del conjunto.

Girona núm. 9: Casa Cristina Nieto, del arquitecto Antoni Serrallach

Ausiàs Marc 30: En el cruce con la calle Ausiàs Marc nos encontramos Casa Burés.

Girona 20 (o 33 de Ausiàs Marc), justo enfrente de Casa Burés, encontramos la Casa Felip, del arquitecto poco conocido Fernandez i Janot. El edificio parece un castillo medieval, con elegantes tribunas y un magnífico trabajo de la piedra. Fue construida entre 1900 y 1905 para albergar la sede social de la empresa textil familiar, la vivienda familiar en la planta principal (con más de 1000metros cuadrados) y doce pisos de alquiler de 300 metros cuadrados cada uno. En su interior, posteriormente, se instalaron uno de los primeros ascensores de Barcelona. Hoy día encontramos apartamentos de lujo.

Ausiàs Marc 37: tenemos la Casa Tomàs Roger, de Enric Sagnier, de la cual destacan los elegantes arcos.

Ausiàs Marc núm. 31: encontramos la Farmacia Nordbeck, con su trabajo artesanal de madera con motivos florales y sus vidrieras.

Una vez visitados estos edificios, subiremos hasta la calle Casp y giraremos a la izquierda.

Casp 48: Casa Calvet, de Gaudí. Aquí vemos que las columnas que flanquean la puerta y la tribuna simulan las bobinas de hilo que utilizaba el propietario en su fábrica textil. Bajo la tribuna encontramos un escudo de armas catalán con una “C” inicial de Calvet.

Casp 22: Casa Llorenç Camprubí, de Ruiz i Casamitjana que destaca por el trabajo de piedra esculpida.

Acto seguido, subimos hacia la Gran Via y giramos a la derecha. Continuamos por la Gran Via justo casi con la esquina con calle Girona.

Gran Via 684: Casa Maria Robert, diseñado por Salvador Viñals i Sabaté, de líneas clásicas con unas esculturas en forma de cariátides en la puerta.

Continuamos hacia la calle Girona de nuevo. Aquí encontraremos:

Girona 46: Casa Ramón Vilà

Girona 54: Casa Jacinta Ruiz, con la fachada en forma de tribuna con ornamentación floral muy detallista con galerías de vidrio.

Girona 59: Granja Vendrell

Girona 67: Casa Antoni Perelló. Destacamos dos tribunas laterales en la primera planta.

Girona 69: Cafè del Centre, fundado en 1873, conserva aún la esencia de la época.

Girona 73: Justo en la esquina encontramos la Panadería Sarret, abierto en 1898.

Girona 74: Forn de la Concepció. Solo quedan los restos de la portalada y actualmente el local se destina a otros usos.

Girona 86: Casa Isabel Pomar, de Rubió i Bellver. Casa estrecha de mahón rojo, donde destacamos la tribuna del piso principal y la galería escalonada.

Aragó 313: Justo en la esquina de la calle Aragó con calle Girona tenemos las Mantequería Ravell, abierta en 1929 fue una de las tiendas de alimentación más importantes de Barcelona.

Ahora nos desviamos sólo un poco para ir por la calle Valencia hasta la esquina con la calle Bailén.

Bailen 113: encontramos la Casa Llopis Bofill, construida en 1902 por Antoni M. Gallissà, aunque la fachada es de Josep Maria Jujol. Tiene elementos orientalistas, cosa que la hace una de las más bonitas y originales. El objetivo de Gallissà era encontrar un estilo propio en el modernismo catalán, como también lo buscó Domènech i Montaner en sus escritos (y posiblemente Gaudí lo encontró más que otros).

Regresamos de nuevo al mismo punto donde nos quedamos de la calle Girona.

Girona 118: Forn de pà artesà. Aquí actualmente encontramos la fachada modernista de una panadería, como ejemplo del modernismo más práctico. Las formas redondeadas, la tipografía y el uso de la madera nos evoca al comercio de principios de siglo XX. Si nos fijamos en nuestros pies, en la entrada de estos comercios bien conservados históricamente podemos encontrar una baldosa especial. En esta baldosa veremos el nombre del comercio y la fecha de origen, entre otras informaciones.

Girona 113: Casa Lamadrid, construida en 1902 por Domènech i Muntaner.

Girona 120: Casa Llorens

Girona 122: Casa Jeroni Granell. Edificio grande con elementos redondeados que recuerdan la Casa Milà.

Girona 125: Farmàcia Puigoriol

Una vez llegamos a la esquina con la calle Mallorca, giramos a la izquierda.

Mallorca 293: Casa Thomas, construida por Domènech i Montaner a partir de 1895.

Mallorca 278: Palau Ramón Montaner, que, aunque fue construido por Domènech i Estepa, fue Domènech i Montaner quién lo modificó y mejoró.

Ahora bajamos por la calle Roger de Llúria para ver las últimas casas del recorrido propuesto.

Aquí encontramos:

Roger de Llúria 82: Casa Jaume Forn, de Granell i Manresa, que se caracteriza por sus vidrieras.

Roger de Llúria 80: Casa Villanueva, de Fossas i Martínez, con el techo puntiagudo.

Roger de Llúria 85: Queviures Murrià

Roger de Llúria 74: Farmacia Ferrer Argelaguet, donde vemos vidrieras y decoración de estilo floral.

¡Esperamos que os haya gustado el recorrido modernista!

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