Tiempo medio de la actividad | 30 minutos |
Franja de tiempo ocupado | Medio día |
Tiempo aproximado desde Barcelona | 1:15 h |
Ideal para: amantes de la historia, historia contemporanea, ciudades, puentes |
Seguimos descubriendo Girona con el objetivo de daros lugares que visitar dentro de esta ciudad. Hoy nos centramos en un pequeño tramo: el río, sus puentes y su fachada fluvial, la imagen más icónica de la ciudad.
La fachada fluvial más colorida: el motivo
Una de las imagenes más típicas es la fachada fluvial de la ciudad antigua sobre el río Onyar. Esta concentración descontrolada de casas antiguas destaca por los vivos colores de las fachadas. El año 1983, los artistas Jaume Feixó y Enric Asensa, principalmente, cohesionaron la cromática de las pinturas, dándole un color vivo de rojos y amarillos. Asímismo, el Ayuntamiento también estableció un plan de rehabilitación. Hoy lo que vemos es un espectáculo de ordenado caos reflejado sobre las aguas del Onyar, donde la posición de la luz solar juega un papel fundamental.


La mayor parte de casas fueron construidas durante el Siglo XIX sin ninguna normativa que limitase su diseño estético. En su mayor parte se trata de casas de construcción sencilla y rectangular con vigas de madera de 70 o 80 cm y que no mantienen ninguna alineación, por lo que los pisos no coinciden con las casas vecinas.
Puentes para ver y fotografiar esta bonita fachada fluvial
Encontramos diversos puentes que unen esa parte antigua de la ciudad con su Eixample, creado una vez las murallas dejan de tener sentido y la población puede expandirse. Aunque posiblemente hubiese construcciones antes, este tipo de fenómeno se dio a partir de la Edad Moderna.
Pero hoy no hablaremos de la otra parte de Girona, nos centramos en el río y sus puentes, ese nexo de unión entre ambas Gironas. Encontramos un total de seis puentes que en esa zona, y si hay uno conocido este es el Pont de les Peixateries Velles.

Este puente sustituyó a otros tantos anteriores que se habían construido en madera y que el río se había llevado en algún momento. En 1877 se hizo un concurso público donde tres empresas se licitaron para fabricar uno nuevo, que tenía que ser de hierro y de color rojo. Los sobres con los presupuestos se abrieron por orden de llegada: la primera empresa proponía un presupuesto de 24.500 pesetas; la segunda, de 23.500 pesetas; la tercera y ganadora, de 19.750 pesetas. Era la empresa de Gustave Eiffel, el famoso arquitecto de la Torre Eiffel de París. Hoy en día aún podemos ver una placa de su empresa en el puente.




Aunque arquitectónicamente tampoco sea una proeza, el puente rojo sobre el fondo de colores es uno de los puntos más fotografiados de Girona. Digamos que es su lado más instagramer.
Pero para aquellos apasionados en puentes, su visita puede seguir por el Pont de Pedra (datado de 1856), el Pont de Sant Agustí (de 1973), el Pont d’en Gomez o el Pont de Sant Feliu (de 1995) siendo estos dos últimos los puentes más estrechos (peatonales).
